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EL RIESGO DE LOS HANK SI COMPRAN BANORTE

marzo 2022/

DARIO CELIS/ EL FINANCIERO/

EN 2010, LUEGO de tres inyecciones de capital que el gobierno de Barack Obama hiciera en Citigroup para evitar su quiebra tras la crisis subprime que estalló un año antes, Banorte se interesó por primera vez en Banamex.

Roberto González Barrera puso entonces a su equipo directivo, liderado por Guillermo Ortiz Alejandro Valenzuela, a sondear una posible compra y evaluar la fusión.

Pero el riesgo de quiebra de su otro gran negocio, Gruma, por inversiones en derivados y la amenaza de que Cargill y Fernando Chico Pardo le hicieran un take-over, lo obligaron a abandonar esa idea.

Doce años después la CEO de Citi, Jane Fraser, anunció la decisión del gigante bancario de desprenderse de sus operaciones de banca de consumo, empresarial, seguros, Afore y patrimonio cultural en México.

Le adelantaba ayer que en la primera semana de abril se abrirá el data-room y que el equipo encargado de vender Banamex estará liderado desde Nueva York por el español Paco Ybarra, número dos de Citi.

Andrés Manuel López Obrador está intentando conducir el proceso induciendo al que parece ser ya su grupo favorito para comprarlo: precisamente Banorte, que preside Carlos Hank González.

El anuncio mañanero del martes, no del Presidente, sino del banco, de invitar a empresarios y mexicanos en general a participar como inversionistas para rescatar Banamex, puede ser contraproducente.

En las familias Hank y González hay dudas del paso que están por dar. Al joven Hank González le ganó el protagonismo y la ambición, pues su papá, el ingeniero Carlos Hank Rhon, es más cauteloso.

Adquirir Banamex podría diluir al grupo de control, o sea a ellos, del 14 por ciento que poseen hasta un 7 por ciento. Con esa tenencia la familia puede ser fácilmente objeto de una compra hostil, a manos de un tercero.

La decisión de comprar Banamex no está ni en López Obrador ni en los Hank, sino en los accionistas a los que hacen referencia estos últimos en su comunicado del martes: los socios mayoritarios.

Apunte principalmente a los fondos Fidelity, Teachers, Ashmore, Calpers, Temasek y BlackRock, que son representados dentro de Banorte por Rafael Arana y Armando Rodal.

Esos influyentes gestores de fondos globales, que poseen alrededor de 85 por ciento de Banorte, fueron traídos por Guillermo Ortiz en un esfuerzo de institucionalización.

Ortiz Martínez fue nombrado por González Barrera presidente de Banorte en febrero de 2011, pero a su muerte, los Hank y los González lo forzaron a dejar el banco en diciembre de 2015.

La muy posible fusión de Banamex y Banorte aceleraría una mayor institucionalización, borraría del control a los Hank y abriría la puerta a más extranjeros. Eso ya lo vio el ingeniero Hank Rhon y por eso sus dudas.

 

LA VENTA DE Banamex podría terminar entre forcejeos de los gobiernos de México y Estados Unidos. Serán sus reguladores los que tengan la última palabra en la decisión del ganador.

Aquí Andrés Manuel López Obrador, vía la Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), podrá inducir a un favorito, que parecería ser Banorte. Pero no va a ser suficiente.

El comprador de la institución que dirige Manuel Romo va a requerir del necesario aval de los Departamentos del Tesoro y de Justicia de Estados Unidos, de la Comisión de Valores y hasta de la DEA.

Para consentir los gustos del Presidente a favor del grupo de Carlos Hank González, a quien pidió invitar a la población a que salga al rescate de la mexicanización de Banamex, tendrá que poner a trabajar a su equipo.

El secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O, el canciller Marcelo Ebrard y el embajador de México en Washington Esteban Moctezuma, deberán hacer gala de su mejores dotes de lobbistas.

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