Opinión

TERTULIA POLÍTICA.LOS VALENCIA EN EL PERIÓDICO EL MEXICANO.Por Pedro Martínez Serrano

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, 30 ENERO 2019/

Lilian Valencia recurrirá a trampas legales,
para evadir responsabilidad con trabajadores

Una mujer sin escrúpulos, que cachetea a sus hermanos
y cuestiona a su padre, es una hembra de pelo en pecho

Conocí a la hija mayor de Valencia Roque, cuando llegó
a controlar publicidad a El Mexicano; nunca congeniamos

─Es la hija mayor de Eligio Valencia; ella si es cabrona. No tiene ni puta idea de lo que viene a hacer, pero tiene más huevos que su hermano. El Junior (Eligio Valencia Alonso) es medio bonachón y pendejo, pero ésta trae al pedo hasta a su esposo. Ella mantiene a (Francisco) Hernández Vera; el Paco es su esposo, pero él pero ella es la de los huevos…

        Así conocí a Lilian Valencia Alonso, la hija de Eligio Valencia Roque, a mediados de 2001, cuando llegó para colocarse en la gerencia de publicidad y, desde ahí buscar el control del periódico, que entonces hacía hasta 75 mil copias, sólo en la edición de Tijuana.

        Quien me describió a la entonces nueva directiva del periódico, fue el ingeniero Óscar Rodríguez, “El Diablo”; era el encargado de sistemas. Dos gustos disfrutaba entonces: el béisbol y desaparecerse cuando la tecnología hacía crisis en la redacción.

        ─Se va a comer a tu compa el junior; ni mi padrino (así le decía a Eligio el viejo) la controla… A esta le arrastran los huevos, remató y luego de pellizcarme una chichi, salió de la redacción.

        Casi 18 años después, cuando el periódico El Mexicano enfrenta los estertores, confirmo lo que me dijo entonces el Óscar. Lilian Valencia Alonso, no tiene escrúpulos, cachetea a sus hermanos y cuestiona a su padre, es una hembra de las que llaman de pelo en pecho. Es traicionera, leguleya y tramposa, profundamente tramposa, asesorada por sujetos acostumbrados a pisotear la ley y los derechos laborales.

        Ahora, para ocultar su incapacidad como encargada de publicidad del moribundo periódico El Mexicano, Lilian, asesorada por su lacayo, el gerente de lo que hoy se ha convertido en un pasquín, Jesús Velázquez, diseñan una ofensiva en contra seis trabajadores que el pasado jueves 24 de enero, según ellos, los Valencia fueron despedidos.

No conformes con la intentona de despido, obviamente injustificado, en contra de quienes se “atrevieron” reclamar el pago de las doce semanas de salario que se les adeudan y no ser liquidados de acuerdo a la ley, la hija mayor de Eligio Valencia Roque, prepara un nuevo golpe.

Asesorada por su aliado y cercanísimo hombre “de confianza”, Jesús Velázquez, el mismo que antes juró lealtad al Junior, Lilian Valencia prepara una denuncia “por daños y perjuicios” contra los “despedidos”, por un monto de 3.5 millones de pesos, lo que no pudo más que arrancar sonoras carcajadas del equipo profesional de apoyo de los trabajadores en el conflicto legal con la empresa.

Con esta acción Lilian Valencia, “apoyada” por el pelele de su hermano Eligio “El Junior”, busca justificar ante los anunciantes, subcriptores, agencias de publicidad, proveedores y voceadores, las verdaderas razones por las que desde hace varios meses el periódico ha dejado de imprimirse y circular diariamente.

Lilian y Velazquez decidieron demandar a los empleados despedidos y con ello, pretenden evadir el pago de los salarios que adeudan, además de las indemnizaciones que por ley les corresponden.

Aunque dentro y fuera del Mexicano se sabe que las verdaderas razones de que el periódico no se publique regularmente, son los pésimos manejos financieros del clan de los Valencia, y que en algunas ocasiones les impide comprar el papel para que se imprima y que su tiraje se haya convertido en algo simbólico, tirando a irrisorio, pues cuando hay edición impresa, no supera las mil copias, al grado que la cadena Oxxo haya cancelado el contrato de venta de los ejemplares del matutino y El Segunda Edición.

Desde su llegada al departamento de publicidad, la venta de espacios en el impreso se ha caído de manera estrepitosa, dejando los convenios del gobierno como la principal fuente de ingresos de la empresa.

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