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¿Qué es la Economía Circular,qué beneficios le da al medio ambiente?

FOTOGRAFÍA DE ELIANA APONTE

Los sistemas de producción lineal, que actualmente predominan en la economía global, han demostrado ser limitados en términos de uso de recursos y con consecuencias de alto impacto ambiental y social. Los partidarios de la economía circular la proponen como una alternativa superadora.

National Geographic consultó a varios especialistas con el objetivo de entender cómo se aplica lo circular a la economía y qué beneficios tiene este abordaje para un planeta que necesita cambios urgentes.

¿En qué consiste la economía circular?

El Foro de Economía Circular de América Latina indica que los modelos lineales están expuestos a fluctuaciones de precios y acceso a materias primas y contribuyen a la degradación del medio ambiente, afectando servicios ecosistémicos esenciales para el desarrollo, pero, por el contrario, el modelo circular es restaurativo y regenerativo por diseño y tiene como objetivo mantener los productos, componentes y materiales en su mayor utilidad y valor en todo momento.

Respecto al retorno de los materiales al ciclo de producción, es posible reducir la cantidad de materia prima que se extrae de la naturaleza, lo que en consecuencia reduce los residuos a lo largo de la cadena.

“Al usar menos recursos, también se reduce la necesidad de transportar estos materiales, lo que disminuye la huella de carbono de la producción, ya que la mayor parte del transporte todavía depende de combustibles derivados del petróleo”, ejemplificó mediante una videollamada con National Geographic el especialista Edson Grandisoli, Magíster en Ecología y Doctor en Educación y Sostenibilidad por la Universidad de São Paulo, Brasil.

Pero además de reducir la producción de residuos, un modelo circular utiliza “la basura” como una fuente creadora de riqueza. Por ejemplo, los restos orgánicos, como frutas y verduras, pueden descomponerse mediante el compostaje para convertirse en abono para la producción agrícola, que sirve de alimento y protección contra plagas, reduciendo el uso de productos químicos en las plantaciones.

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Los beneficios, además, son cuantificables. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) asegura que un modelo de economía circular podría reducir entre un 80% y un 99% los desechos industriales en algunos sectores y entre un 79% y un 99% de sus emisiones.

¿Cuáles son los principios de la economía circular?

En una economía circular, la actividad económica contribuye a la salud general del sistema. Por eso, la economía circular se sostiene en tres principios: eliminar los desechos y la contaminación desde el principio, mantener los productos y materiales en uso y regenerar los sistemas naturales.

“Un sistema circular, básicamente, crea caminos para parte de los materiales que ya están en circulación, como los materiales que componen un teléfono celular, por ejemplo, para que puedan regresar al punto inicial de producción, evitando que se conviertan en residuos”, explicó Grandisoli.

Al aumentar la vida útil de los materiales que ya existen, se extraen menos recursos naturales para nuevos productos, se producen menos residuos y, en consecuencia, se reduce el impacto ambiental que se genera en la economía lineal.

Este concepto, también llamado cradle to cradle (de cuna a cuna), implica que no exista la idea de desperdicio y que todo sirva continuamente como nutriente para un nuevo ciclo.

Luisa Santiago, directora de la Fundación Ellen MacArthur para América Latina y el Caribe, conversó sobre este tema con National Geographic a través de una videollamada y comentó que, en su opinión, el tercer principio (la regeneración de los sistemas naturales) es el más importante para la región, debido a su abundancia en biodiversidad.

“El sistema lineal”, comentó Santiago, “destruye la naturaleza sistemáticamente, es decir, necesitamos destruirla para generar valor económico. Por el contrario, en la economía circular, se regenera la naturaleza mientras se genera valor económico”.

Qué rol tiene el reciclaje en la economía circular

En el marco del Día Mundial del Reciclaje, una pregunta recurrente es qué lugar ocupa el mismo en un modelo circular. De acuerdo con Santiago, el enfoque central o “aguas arriba”, es pensar “cómo hacemos para que la economía pueda, desde su diseño, ser regenerativa”.

Sin embargo, el downstream o “aguas abajo” invita a reflexionar y a accionar en torno a los materiales que permanecen en el mercado, por ejemplo, los envases. En ese sentido, la especialista considera que, pese a que la reutilización está en el corazón del modelo, el reciclaje es una última estrategia que se debe pensar y proyectar para que verdaderamente sea posible. La «reciclabilidad», añadió, debe ser una característica técnica, pero pensada en función de un sistema.

“Llevamos 40 o 50 años hablando de reciclaje y aún así se recicla menos de un 20% de los productos que están en el mercado, por lo que pareciera que así como está abordada no resulta una estrategia eficaz”, alertó Santiago, quien señaló como desafío futuro abordar este tipo de conceptos no con una mentalidad lineal, sino desde una mirada sistémica.

ILUSTRADO POR FUNDACIÓN ELLEN MACARTHUR

Con una perspectiva similar y apostando por el diseño, Grandisoli explicó que “los diseñadores juegan un papel clave en la economía circular. Es necesario crear productos que puedan ser fácilmente desarmados y reutilizados o reciclados”.

 

Para el ecologista, esta es una de las partes más importantes y difíciles de implementar en sistemas de reutilización de materiales: “En la electrónica, por ejemplo, cada vez se desmonta menos y cada vez es más difícil reutilizar piezas o dispositivos ‘fuera de línea’. Parte de la culpa está en que los productos están diseñados para ser descartados rápidamente”.

De una economía lineal a una economía circular

El sistema de economía lineal, imperante hoy en día, sigue un recorrido que comienza con la explotación de los recursos naturales y continúa con la producción, consumo y disposición, es decir, con el fin de la vida útil de los productos.

“Diariamente extraemos una enorme cantidad de recursos naturales que son transportados y transformados en productos de consumo que, al final, son desechados sin recibir nuevos usos y que se acumulan exponencialmente”, explicó Grandisoli, quien también es coordinador de la iniciativa Movimiento Circular, una organización que valora la educación y el fomento del modelo circular para consumidores y empresas.

En su artículo La economía circular: un cambio de paradigma para soluciones globales, los especialistas Manuel Albaladejo y Paula Mirazo, de la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), y Laura Franco Henao, de la Fundación Ellen MacArthur, especificaron que para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los compromisos de emisiones de gases de efecto invernadero fijados en el Acuerdo de París, se debe adoptar un nuevo modelo económico.

De acuerdo con la publicación, la economía ha seguido un patrón basado en extraer, producir, consumir y desechar indefinidamente sin considerar que las materias primas necesarias para mantener este sistema en funcionamiento pueden agotarse.

“Estamos frente a un modelo que considera que la naturaleza es totalmente desechable y que los recursos son infinitos”, enfatizó Grandisoli.

FOTOGRAFÍA DE MATTHIEU PALEY

Precisamente, el especialista brasileño destacó la escasez de recursos naturales y la acumulación de toneladas de desechos en rellenos sanitarios (que contaminan los suelos, el agua y afectan la salud humana) como dos de los principales problemas que genera el actual modelo.

En América Latina y el Caribe, la producción urbana de residuos sólidos alcanzó, en 2018, las 540.000 toneladas diarias, según un informe del PNUMA.

No obstante, lo que resulta aún más alarmante del documento es que el destino de aproximadamente 145.000 toneladas (un tercio de lo que se genera diariamente) son los vertederos a cielo abierto o directamente el medio ambiente.

Ante este contexto, y tal como sostiene Grandisioli, está claro que el planeta requiere de la implementación de nuevos modelos, como el de economía circular, que ofrezcan soluciones eficientes a los problemas actuales.

Economía circular: dónde y cuándo se originó el concepto

Tal como reconstruye el sitio web de la Fundación Ellen MacArthur, “la noción de circularidad tiene importantes orígenes históricos y filosóficos”.

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Esta idea de retroalimentación y de ciclos en sistemas en el mundo real es antigua y resurgió en países industrializados después de la Segunda Guerra Mundial, “cuando estudios computarizados de sistemas no lineales revelaron la naturaleza compleja, conectada e imprevisible de nuestro mundo, que se parece más a un mecanismo que a una máquina”.

La circularidad de los ciclos de la naturaleza del planeta, añadió Santiago, no es una idea nueva: “En el siglo XIX ya había teóricos que hablaban de esta noción y en el siglo XX, alrededor de la década del ‘70, emergieron en distintas partes del mundo algunas escuelas de pensamiento que promovían el pensamiento y el concepto de la economía circular”.

Estas escuelas, según detalla la Fundación, están constituídas, a grandes rasgos, por la economía del rendimiento de Walter Stahel; la filosofía del diseño cradle to cradle (de cuna a cuna) de William McDonough y Michael Braungart; la idea de biomimética presentada por Janine Benyus; la ecología industrial de Reid Lifset y Thomas Graedel; el capitalismo natural de Amory y Hunter Lovins y Paul Hawkens; y el abordaje de la economía azul, descrito por Gunter Pauli.

“La economía circular junta todo esas ideas como estrategias o métodos para construir un sistema económico que contemple el flujo de materiales pero también el del capital financiero”, resumió la líder.

Hacia una definición de economía circular

Aunque el concepto no es nuevo, la economía circular ha ganado terreno en los últimos años. La evidencia científica ha acompañado la necesidad de modificar el actual modelo de producción, distribución, consumo y descarte, cuya propia inviabilidad está impulsando un interés creciente en alternativas más sustentables.

La Fundación Ellen MacArthur fue creada en 2010 con el objetivo de contribuir y acelerar la transición a la economía circular a partir de la articulación entre gobiernos, empresas y ámbitos académicos para, tal cómo define su sitio web, “construir una economía regenerativa y reparadora desde el diseño”.

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