En Mexicali: » El Jardín de la memoria y la Guerra contra el olvido»
El Jardín de la memoria y la Guerra contra el olvido
Por Txus 19/03/2025/ publicado en RadarBC/
Columna de opinión Divide & Vencerás. A botepronto. La vigilia empezó puntual, a las ocho de la noche. Dos medios de comunicación locales entrevistaban a la señora Imelda López, una mujer rubia de ojos ligeramente delineados con sobras, grandes y cansados. Ella es miembro-fundadora del colectivo Unidos por Nuestros Desaparecidos, uno de varios grupos y organizaciones en busca de familiares desaparecidxs en Mexicali, Baja California. La concentración fue en el Jardín de la Memoria, un espacio abierto en los pasajes del centro cívico de la ciudad. Hace años que no cruzaba por ahí. El lugar ahora tiene árboles y plantas nativas. Las paredes están llenas de fotos con nombres propios y fechas muy diferentes; aunque todas, sin excepción, también dicen lo mismo: Desapareció cuando….
—Llevo 18 años buscando a mi hijo —contesta Imelda frente a un celular que transmite en vivo. A dos metros de distancia, me pregunto cuántas veces le habrá contado lo mismo a cuántos otros reporteros. —Ya ni siquiera dan ganas de ir a fiscalía. ¿Para qué? —pregunta—, si cuando vas lo único nuevo que tiene el expediente son las cosas que tú has llevado. Luego a cada rato cambian de fiscal. Haga de cuenta que la persona que asignan apenas va conociendo el caso cuando, otra vez, vuelven a cambiar a los agentes. Y tienes que volver a contarle lo mismo a un sin fin de personas que deberían estar ahí para ayudarte, en vez de entorpecer toda posibilidad de búsqueda. —Contar lo mismo tantas veces se vuelve muy cansado cuando tienes que contar la desaparición de alguien importante. Siempre es como volver a vivir esa tragedia. Hoy, la noche y el jardín se han vuelto un campo de batalla dentro de la guerra contra el olvido. Lxs presentes esperamos con veladoras alrededor del altar a que alguien comienze a hablar. Otras veinte personas llegarán cerca de las nueve de la noche, a las que hay que sumar el centenar de rostros que observan en silencio desde las paredes, inmóviles y detenidos en el tiempo. Cuerpos con nombres propios y apellidos, con fechas y lugares donde fueron vistxs por última vez. —Es el mismo dolor —dice Imelda, refiriéndose a la noticia del centro de entrenamiento/extermino que se descubrió en Teuchitlán, Jalisco, la semana pasada—. Sentimos un cúmulo de dolores por este día de luto nacional. Estamos llenas de coraje, de impotencia, de rabia y de tristeza… Sobre todo tristeza. ¿Cómo es posible que las autoridades no se hayan dado cuenta de lo que estaba pasando? —Aunque a todxs lxs que están aquí nos duele el corazón, este dolor también nos ha unido y nos ha hecho fuertes cuando hemos senitdo que ya no queremos vivir. Y es que cuando alguien desaparece no lo hace esa persona sola, no nada más desaparece él o ella. También se lleva a toda la familia consigo, siempre, a donde esté. Ahora habla otra voz: —Yo tengo once años buscando a mi hermano—, dice una mujer de 40 años y pelo negro, sosteniendo una veladora y mirando hacia el piso, aunque dirigiéndose al grupo. —Me duele mucho lo que está pasando en México. Cada vez se vuelve más insoportable el terror. Quiero decirles que cuando desaparece alguien cercano toda tu perspectiva de la vida cambia… Y también cambia tu perspectiva de la muerte. Ya no sabes si es dicha la posibilidad de poder enterrar a un desaparecido, o si no, o si puede serlo. —Lxs invito a que recemos por todas esas almas que ya están descansando en otro lado (se refiere a lo de Jalisco) y para aliviar el sufrimiento de los padres de todas ellas.
Y 80 personas comienzan a rezar en coro: Padre Nuestro que estás en el cielo… De repente me doy cuenta de que todas las personas que han dirigido la concentración son mujeres y que la mayoría de las personas presentes también. Me doy cuenta porque un hombre acaba de pedir la palabra para rezar, también, y para rogarle a Dios que consuele el sufrimiento y el dolor de estas mujeres tan fuertes (así dijo). —Porque a través del consuelo podrás abrazarlas, Dios. Y así podrás darles paz, llenándolas de amor y esperanza de justicia. Cuando no hubo más qué decir se hizo un pase de lista inmoralmente largo. Todo esto sucedió el sábado 15 de marzo de 2025 en Mexicali, en el así llamado Jardín de la Memoria y en esta guerra que se sigue librando contra el olvido. HASTA ENCONTRARLES. Jesús F. Galaz Duarte..
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