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EL MURO VIRTUAL DE ESTADOS UNIDOS,ES UN POZO DE DINERO

Bloomberg Businessweek/EL FINANCIERO

CIUDAD DE MEXICO,MAYO 2018/Tony Sedgwick conduce su camioneta hasta el borde de su vasto rancho de Arizona, abre una puerta de ganado y sigue hacia el sur por un camino de tierra hasta que llega a la frontera con México. Sale de su camioneta y sigue la línea ondulante de altísimas vigas verticales de acero, mientras el terreno se inclina hacia el lecho de un río seco. “Soy un hombre de 66 años, y no tengo problemas para pasar por esta valla», se queja. «Puedes ver la insensatez de esto».

Después de caminar durante media hora, Sedgwick ve un camión blanco y verde de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), saluda a los agentes a la distancia y ellos responden solo con un movimiento de cabeza. Explica que probablemente hallemos uno de los cientos de sensores enterrados en lugares secretos debajo de su rancho. Sedgwick señala otro punto en la cima de una colina a un kilómetro y medio de distancia. «¿Ves esa pequeña torre de allí?», pregunta. Un edificio enrejado asoma en el cielo azul, antenas de radar y cámaras colocadas en la parte superior.

Esta es la frontera suroeste de Estados Unidos tal como existe hoy. Es una herida abierta para el presidente Trump y un importante contingente de sus seguidores. Ocupa 3 mil 144 kilómetros de desierto, montañas, ciudades y valles desde el Océano Pacífico hasta el Golfo de México. Un ejército de alrededor de 20 mil agentes de la Patrulla Fronteriza la resguarda a pie y a caballo, en vehículos todo terreno y camiones, día y noche, los 365 días del año.

En capas desiguales, este enredo es un perímetro electrónico de torres de vigilancia, 12 mil sensores de movimiento subterráneos, cámaras que pueden detectar un conejo que salta a kilómetros de distancia, radares de largo alcance montados en torres distantes y aviones no tripulados Predator B, cuyo radar avanzado puede detectar huellas en la arena. En EU hay un consenso bipartidista para impulsar la vigilancia electrónica de la frontera, en vez del “gran y hermoso muro” que pretende Trump. Muchos republicanos en el Congreso, especialmente los de los estados fronterizos, dicen que la vigilancia electrónica promete una mayor seguridad y, al menos en teoría, es más rentable.

El nuevo presupuesto de EU es una victoria para los creyentes tecnológicos, que destinará alrededor de 400 millones de dólares para tecnología fronteriza, incluidos aproximadamente 50 millones para nuevas torres y 20 millones para más sensores terrestres.

Los contratistas y consultores se han posicionado para cobrar. Peter Thiel, el multimillonario de PayPal Holdings, ha recaudado dinero para un proyecto de pared virtual fundado por el creador de Oculus VR, Palmer Luckey. Llamada Industrias Anduril, por una poderosa espada de la saga de El Señor de los Anillos, la compañía dice en su sitio web que está contratando ingenieros. Anduril ya pagó 80 mil dólares a Heather Podesta y su compañía de cabildeo, Invariant, para vigilar los fondos de seguridad fronteriza. El Departamento de Seguridad Nacional, que abrió una pequeña oficina en Silicon Valley en 2015, recientemente solicitó propuestas para un avión no tripulado de reconocimiento facial que podría funcionar con una pantalla táctil incrustada en la manga del uniforme de un agente fronterizo.

Los contratistas militares, cuya tecnología se diseñó para conflictos en el extranjero están investigando cómo podrían desplegar sus productos a lo largo de la frontera. Los aparatos utilizados para proteger las bases en Afganistán están observando secciones remotas del desierto, y los «MARCbots» con ruedas, probados en el campo de batalla en Iraq, están rastreando túneles de narcotraficantes y contrabandistas.

El representante Will Hurd, un republicano cuyo distrito abarca mil 200 kilómetros de la frontera con Texas, dice que la tecnología de los sensores ha llegado tan lejos y se han vuelto tan baratos que la frontera debería cubrirse con cámaras, radares y cables de fibra óptica. «Ese no es un escenario de Star Trek», dice. «Eso es algo que deberíamos poder hacer hoy».

Sin embargo, a pesar de su promesa, la tecnología de vigilancia se ha convertido en un Triángulo de las Bermudas para la seguridad fronteriza. El gobierno ha dedicado medio siglo y miles de millones de dólares a la creación de un muro virtual, pero los líderes políticos, las compañías más grandes de Estados Unidos y los laboratorios llenos de científicos no han podido entregar uno que funcione.

3 mil 144 kilómetros
Mide la frontera entre México y Estados Unidos desde el Océano Pacífico hasta el Golfo de México

Por ejemplo, tras el 11 de septiembre, el presidente Bush marcó un nuevo camino con la Iniciativa Frontera Segura, un programa multimillonario para crear una valla virtual de mil 800 torres equipadas con cámaras y sensores que cubren las fronteras con México y Canadá, para transmitir datos a una ubicación central en Washington.

Boeing Co. ganó el contrato, prometiendo detectar el 95 por ciento de los cruces fronterizos ilegales. Casi de inmediato, el proyecto se retrasó y rebasó el presupuesto. Peor aún, apenas funcionaba: los sensores confundían las gotas de lluvia o las hojas volando con personas, dijo un funcionario de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental de EU.

Más de mil millones de dólares más tarde, en 2011, la Secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, canceló el programa. La tecnología terminó cubriendo solo 85 kilómetros a lo largo de la frontera de Arizona. El gobierno de EU está desmantelando las torres y mientras tanto ha pagado aproximadamente 200 millones de dólares adicionales para mantener el programa. Boeing ha recibido casi el 40 por ciento de eso.

Fue necesario un cambio económico para lograr lo que la cerca virtual no pudo. La Gran Recesión vio a los emigrantes sin trabajo regresar a sus hogares, y un mercado laboral mexicano en mejoría los mantuvo allí. Desde 2007, cuando comenzó la recesión, hasta 2011, el número de aprehensiones a lo largo de la frontera cayó más del 60 por ciento. El año pasado cruzaron menos personas que en cualquier punto desde principios de los años setenta.

Para Trump, estas estadísticas no son suficientes. Los partidarios de la línea dura miran hacia un país, y un solo país, como un modelo de éxito: Israel. Hacer una peregrinación a Jerusalén se ha convertido en un rito de iniciación para los legisladores interesados ​​en seguridad fronteriza.

En 2002, los bulldozers comenzaron a arrancar de raíz olivares para dar paso a un sistema de cercas y barreras destinadas a evitar que terroristas suicidas crucen desde Cisjordania. Elbit Systems Ltd., el mayor contratista de defensa privado de Israel, ayudó a diseñar y construir lo que hoy llama la «cerca inteligente», partes de las cuales circunscriben a Jerusalén. «Piénselo como parte del Internet de las cosas», dice Haim Delmar, vicepresidente sénior de Elbit. «Cada sensor tiene su propia lógica, sabe dónde está, sabe dónde están los otros sensores. Hablan entre ellos para crear una comprensión de lo que está sucediendo».

En febrero de 2014, armado con un historial probado, la división estadounidense independiente de Elbit, Elbit Systems of America LLC, venció a los contratistas de defensa más grandes de Estados Unidos por un contrato de 145 millones de dólares para construir la pieza más cara del plan fronterizo de Arizona: las torres integradas (IFT). Estas estructuras de 24 a 48 metros de altura fueron diseñadas para llevar cámaras de luz diurna e infrarroja, así como un radar capaz de detectar objetivos a una distancia de hasta 12 kilómetros, permitiendo a los agentes ver si alguien tiene una mochila o arma de cañón largo y rastrearlos a través de la hierba.

Desde entonces, Elbit ha completado 43 torres en Arizona, incluida la de Sedgwick. Raanan Horowitz, director ejecutivo de Elbit Systems of America, prevé una oportunidad para vender al gobierno tecnología aún más avanzada, como el radar de penetración de follaje, y para agregar los tipos de capacidades sofisticadas de recopilación y escucha de inteligencia que usa Israel.

Pero la frontera de Estados Unidos es cinco veces más larga y mucho más variada en su topografía que la de Israel. Y allí el objetivo es evitar todos los cruces fronterizos, con fuerza militar mortal si es necesario. «En Israel, los principales intrusos son terroristas», dice Gabby Sarusi, profesor de ingeniería electro-óptica en la Universidad Ben-Gurion del Negev y cofundador de una compañía llamada SabraFence Technologies que desarrolla sensores para la valla inteligente de Israel. «En Estados Unidos, Los intrusos principales son contrabandistas o personas que quieren vivir en los Estados Unidos».

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