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Agonía de San Felipe, surrealismo financiero y económico de Baja California

Por Roberto Valero rvalero_berrospe@hotmail.com-MEXICALI,BAJA CALIFORNIA,marzo 2018-

Presentar realidades, a menos que le sean favorables, no ha sido una de las características del gobierno que trata de manejar Francisco Vega. Al final de cuentas, los políticos no se distinguen precisamente por decir la verdad, el problema es cuando esas mentiras van acompañadas de inacciones que afectan severamente a la población.

Tal es el caso de San Felipe, que de acuerdo con las cifras de Datatur hasta el 11 de febrero, colocan al puerto con la segunda menor ocupación hotelera promedio del país, cayendo incluso dos lugares con respecto al cierre del 2017. A Rosarito no le va mejor este año, pues está apenas un lugar arriba de San Felipe. A la «fiesta» se suma Mexicali que este año carga con una histórica caída del 5.1% por ciento en la ocupación, mientras que Tijuana se resbaló 2.1 por ciento.

Las cifras de ocupación hotelera al cierre del 2017 tampoco fueron positivas, salvo en el discurso del gobierno estatal, cuyo surrealismo turístico ha puesto al sector contra la pared y ha vendido mentiras a todos esos hoteles que están llegando incontrolablemente a una Baja California, donde la inseguridad se ha convertido en su principal inhibidor de crecimiento, seguido por la falta de infraestructura y un creciente empobrecimiento salarial.

Y mientras las cifras son implacables con la realidad, el líder maquilador, Salvador Maese, se avienta la puntada de proponer la reconversión de la economía del puerto y el gobernador sale ahora con que hay un proyecto turístico que como todo lo que anuncia, ya es visto con sospechas. Es claro que la realidad del puerto no se va arreglar con lo mencionado por Maese y Vega, pues San Felipe ocupa un proyecto de alto impacto y que dé resultados inmediatos. En este sentido, el Estado y el alcalde mexicalense Gustavo Sánchez ya debieran estar sentados trabajando frenar el brutal empobrecimiento que está hundiendo a lo que fue uno de los referentes de Mexicali y donde apenas un pequeño grupo de terratenientes que comercian con los jubilados norteamericanos, ven las cosas diferentes. Para esos terratenientes el hambre y la miseria que han traído el cerco a la pesca y la caída del turismo pertenecen a un imaginario social del cual tanto ellos como, especialmente el alcalde de Mexicali, están muy alejados: Unos, cobijados por sus costosas propiedades lejos del corazón del puerto y el otro, guardado en su oficina del Centro Cívico, sin dar la cara porque simplemente su trabajo pareciera estar enfocado en estancar más al municipio. ¡Pobre San Felipe!, está agonizando y nadie hace nada. ESTADÍSTICAS FANTÁSTICAS Pasando a otro frente, en Mexicali Ives Lelevier Ramos informó datos de una encuesta para conocer el perfil de quienes asisten a la decadente AgroBaja. Sin ofrecer la metodología de la encuesta, se vomitaron números de los cuales no se tuvo la menor delicadeza para que al menos cuadraran con las cifras duras que ya se conocen, tales como el número de cuartos disponibles en la capital del Estado, el cual asciende a dos mil 173; sin embargo, el empleado estatal se aventó el disparate de decir que hubo «5 mil 613 habitaciones ocupadas durante los días del evento» y todavía se voló la barda al decir que hubo «2 mil 201 más que el año anterior» y le puso la cereza en el pastel agregando que «esto a pesar de que sólo el 60 por ciento dijeron utilizar los servicios de hospedaje disponibles en el destino”. Dando por bueno que hubo un 96 por ciento de ocupación, estaríamos hablando que hasta los llamados hoteles de paso se llenaron y no sabemos qué pasó con el otro 40% que ocupaba hospedaje, pero no contrató hotel. La famosa encuesta dice que el 80% de los asistentes a AgroBaja son de Baja California, pero no detalló de dónde son la mayoría, aunque se infiere que son de Mexicali y dado que el 96% son nacionales, también confirma que la internacionalidad de la feria ha venido a menos. Claro que se trata de un reporte muy cuestionable, como todos las que ha presentado la SECTURE de Óscar Escobedo. Quien esté enterado del proceso que lleva aplicar una encuesta, sabe que por pequeña que sea la muestra, toma su tiempo vaciarla en un programa estadísticos (normalmente SPSS), procesarla e interpretar la información para finalmente elaborar un documento. Además, aplicar una encuesta no es solamente ir a preguntar, también se deben estructura adecuadamente las preguntas, establecer el tipo de respuesta que se manejará (abierta o cerrada), orden de las preguntas, horarios de aplicación, perfil de la persona a encuestar, del encuestador mismo, en fin, no se trata de hacer tacos de frijoles. Claro que esto es un tema que no solamente Lelevier Ramos, Escobedo y en general los empleados que están al frente de las dependencias estatales del área económica ignoran, como ignoran el manejo y conceptos básicos para operar en sus áreas: Todavía retumban en la SEDECO las risas de los periodistas cuando Carlo Bonfante no supo de qué le estaban hablando cuando le preguntaron por las cifras desestacionalizadas del PIB, y qué decir de las confusiones sistemáticas del anterior encargado de Finanzas, Antonio Valladolid, especialmente cuando se trataba de los reportes de las agencias calificadoras o de la cruel exhibición que hizo Luis Videgaray al mismo Bonfante cuando le confirmó el bárbaro estancamiento económico del 2014 frente a los empresarios tijuanenses. Es algo similar al inocente manejo que han dado el gobernador y sus asesores a los señalamientos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y en un afán por tapar la situación, se ha disparado al blanco con puntería de ciego, mientras las evidencias de que fueron informados y recibieron el reporte de la ASF se les estampa una y otra vez, haciéndolos tropezar con sus palabras. Más allá de esto, queda en evidencia la grave ignorancia de los funcionarios vinculados a las áreas de economía y finanzas del Estado y de su grupo de asesores, quienes además creen que por estar informados conocen las áreas para las que fueron contratados. Finalmente recordemos a Giovanni Sartori: «La información no es conocimiento, no es saber en el significado eurístico del término. Por sí misma la información no lleva a comprender las cosas; se puede estar informadísimo de muchas cuestiones, y a pesar de ello no comprenderlas». Esto último es lo que le falta a los funcionarios. ¡Hasta la próxima! *Presidente del Centro de Estudios Económicos de Baja California

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