Política

Dina Boluarte fue destituida de la Presidencia de Perú la noche del jueves

09 octubre 2025 | EL FINANCIERO/

Dina Boluarte fue destituida de la Presidencia de Perú la noche de este jueves 9 de octubre, luego de que el Congreso votara en favor por la vacancia del puesto, en una sesión a la que la mandataria, que sustituyó a Pedro Castillo, no acudió al llamado en el que la solicitaron.

La resolución indica la permanente incapacidad de Dina Boluarte para ejercer la Presidencia de Perú. Con ello, se emitió una declaración de vacancia de la Presidencia de la República del Perú.

120 congresistas participaron en la votación, en la que la mayoría votaron por la destitución de Dina Boluarte. 119 congresistas votaron a favor, además de que hubo 0 votos en contra y ninguna abstención. Más tarde, se integró el voto faltante a favor de la remoción de la Presidencia.

Las claves para entender la destitución de Dina Boluarte

Todo hacía indicar que Boluarte terminaría el mandato hasta las elecciones generales de 2026 gracias a la afinidad que había conseguido con los partidos al mando del Congreso, pero ese idilio se rompió de forma abrupta a medida que se acercaban los comicios y las fuerzas que la respaldaban prefirieron que no les contagiase su enorme impopularidad.

1.- Presidenta sin autonomía

Boluarte asumió la Presidencia de Perú en diciembre de 2022 para suceder al izquierdista Pedro Castillo (2021-2022), después del fallido intento de autogolpe de Estado protagonizado por el izquierdista gobernante para intentar evitar una eventual destitución del mismo Congreso, tras salir a la luz numerosos indicios de presunta corrupción en su administración.

Desde ese momento, Boluarte, que había llegado al Gobierno bajo la bandera de un proyecto de izquierda radical encabezado por Castillo, decidió aliarse con las fuerzas de derecha que controlan el Legislativo peruano y que habían presionado férreamente a Castillo en su mandato.

Así, en lugar de convocar nuevas elecciones como pedían las masivas protestas que se sucedieron durante los meses siguientes a la detención y encarcelamiento de Castillo, y que fueron duramente reprimidas con más de 50 muertos, Boluarte anunció su intención de completar el mandato hasta el 28 de julio de 2026. Con el apoyo de estos partidos salvó seis mociones previas para ser destituida.

2.- Una aceptación casi nula

A medida que se acercaban las elecciones de 2026, la enorme impopularidad de Boluarte comenzó a ser un lastre para los partidos que la respaldaban y que poco a poco comenzaron a criticarla por su gestión y, en algunos momentos, a volverse momentáneamente oposición para luego volver su posición inicial de respaldo a la gobernante.

Y es que desde hace tiempo Boluarte apenas cuenta con una aceptación del 3 por ciento dentro de la población peruana, mientras que el Congreso apenas supera el 5 por ciento, al ser percibidos ambos poderes como una clase política mercantilista interesada en gobernar y legislar para ellos mismos, y alejada de los intereses de la población.

Los más de 50 muertos en las protestas por la detención y encarcelamiento de Castillo esfumaron toda popularidad que pudiese tener una política que hasta las elecciones de 2021 su carrera política se basaba en haber sido candidata a alcaldesa de su municipio.

3.- Muertes y múltiples investigaciones abiertas

A ello se sumaron las numerosas investigaciones abiertas contra ella por la Fiscalía, por sonados casos como el ‘Rolexgate’, al supuestamente haber recibido relojes de lujo y otros suntuosos regalos a cambio de favores, así como por no haber informado de su temporal incapacidad al someterse a una serie de cirugías estéticas y falsificar su firma durante el tiempo que estaba convaleciente.

Pese a las múltiples investigaciones, las fuerzas que dominan el Congreso siempre la protegieron de las denuncias de la Fiscalía e incluso el Tribunal Constitucional llegó a sacar una polémica sentencia que limita las posibilidades del Ministerio Público de investigar a la jefa de Estado.

4.- Elecciones y crisis de inseguridad

Todo parecía indicar que el pacto entre Boluarte y fuerzas como el fujimorismo continuaría hasta las elecciones de 2026, pero los partidos que la sostenían en la Presidencia prescindieron de ella para tratar de buscar algo de popularidad en medio de un Congreso desprestigiado que apenas alcanza un 5 por ciento de aceptación entre peruanos.

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