By ESTADO DE CALIFORNIA Y SAN DIEGO, EN CONFINAMIENTO TOTAL POR CORONAVIRUS. A partir del domingo en la noche
A las 11:59 p.m. del domingo 6 de diciembre, el condado de San Diego se sumergirá en una nueva ronda de restricciones para evitar que los hospitales del sur de California se vean abrumados por la pandemia.
Las restricciones, que durarán al menos tres semanas, significan que los zoológicos, salones de uñas y peluquerías cerrarán; los centros comerciales recibirán menos clientes a la vez; y los restaurantes sólo estarán abiertos para comida para llevar, recogida o entrega.
El tiempo de la orden también significa que el estado le está diciendo a la mayoría de los californianos que no viajen para la Navidad.
“No hay manera de evitarlo —esto es desagradable”, dijo el supervisor del Condado Greg Cox en una rueda de prensa el sábado anunciando las restricciones. “Ya lo sabemos”.
Los funcionarios del condado también informaron de ocho nuevas muertes por coronavirus y 2 mil 287 pruebas positivas, otro registro de un sólo día de casos de COVID-19. Además, la ciudad de San Diego informó que 55 residentes y el personal del refugio de emergencia para personas sin hogar del Centro de Convenciones de San Diego dieron recientemente positivo en las pruebas del coronavirus, más del doble del total reportado hasta la fecha.
Pero la orden de quedarse en casa no fue motivada por un aumento de casos. El factor desencadenante fue el porcentaje de camas disponibles en la unidad de cuidados intensivos en la región del sur de California designada por el estado, que descendió al 12.5 por ciento el sábado, por debajo del límite del 15 por ciento.
En total, unos 33 millones de californianos estarán sujetos a las nuevas restricciones, lo que representa el 84 por ciento de la población del estado.
Eso incluye el Valle de San Joaquín, que también alcanzó el umbral establecido por el estado, y cinco condados del área de la bahía, que han decidido voluntariamente implementar la orden de permanencia.
La perspectiva de más cierres estimuló una ráfaga de actividad de último minuto para algunos sandieguinos y confundió a otros.
Fabián Sánchez, propietario de Eclips Barber & Beauty Salon en Clairemont, pasó gran parte del sábado al teléfono con clientes que buscaban una cita para un recorte de última hora.
“Mucha gente llamando, preguntando qué vamos a hacer”, dijo Sánchez. “Estoy esperando una noche ocupada y tardía”.
Sánchez no planeó cerrar la tienda hasta las 6:30 p.m., si no más tarde, con la esperanza de conseguir algunos clientes más. Eso incluía a uno de sus clientes más leales, su primo Antonio Sánchez, que estaba ansioso por cortarse el pelo mientras pudiera.
En otros casos, los sandieguinos ni siquiera sabían que era inminente un pedido para quedarse en casa.
