Internacional

El hombre que ganó un Oscar interpretativo sin ser actor, como Yalitza Aparicio.VIDEO

VALERIA MARTÍNEZ,CINE 54/PUBLICADO POR YAHOO.COM.MX.VIDEO

A medida que avanza la temporada de premios, Roma ha ido colocándose como una de las grandes favoritas a los premios máximos de los próximos premios Oscar. Nominada en diez categorías, la cinta mexicana de Netflix podría hacer historia para la industria del streaming y el cine de habla hispana si consigue el mismo pleno que obtuvo en los BAFTA a mejor película de habla no inglesa, director y película. Pero también podría conseguir que una actriz mexicana gane el Oscar interpretativo más importante por primera vez gracias a la nominación de Yalitza Aparicio.

Esta maestra rural de raíces indígenas está arrasando en Hollywood gracias a su papel de Cleo, la sirvienta inocente que refleja parte de la historia de su país y que se ha convertido en un símbolo de representación social y cultural en plena era de muros y Trump. Yalitza llegó al casting de la película por casualidad y sin haber soñado nunca con ser actriz. Su fichaje fue pura obra del destino. Sin embargo, Yalitza no es la primera persona que cosecha una nominación al Oscar interpretativo sin ser actriz.Hubo otro hombre, también ajeno a Hollywood, que llegó a ganar la estatuilla como actor de reparto. Un hombre con una historia de supervivencia que hiela el alma.

Haing S. Ngor en su oscarizada interpretación en Los gritos del silencio (©Warner Bros.)

Me refiero a Haing Ngor, un médico camboyano que tras pasar por el mismísimo infierno, fue elegido para un papel en Los gritos del silencio (1984). Ngor fue un sobreviviente del régimen de Pol Pot y su partido de los jemeres rojos que se cobró la vida de más de 3 millones de personas en Camboya, entre 1975 y 1979. Tenía 28 años y no quiso abandonar su país, escondiendo su profesión de médico trabajando en un taxi, ya que su condición de intelectual podía llevarlo a una muerte segura. Fue denunciado, perseguido, capturado, liberado y capturado de nuevo. Lo llevaron a un campo de concentración en 1975, en donde pasó cuatro años haciendo trabajos forzosos y fue torturado en tres ocasiones ante la sospecha de que estaba practicando medicina en el campo.

Sobrevivió comiendo una cuchara de arroz al día, raíces y ratas crudas. Le mutilaron parte de un dedo y tuvo que ver a su esposa morir de hambre en sus brazos. Pero en 1979 logró escapar junto a una sobrina y un amigo, caminando durante cuatro días a través de una jungla poblada de minas hasta llegar a Tailandia. Un año más tarde emigró a EEUU junto a su sobrina para estar cerca de su hermano en California. Y fue allí donde su vida dio un giro de nuevo.

El director Roland Joffé estaba trabajando en una película que contaría la historia del régimen, con Sam Waterson como un periodista que cubría el genocidio. Pero necesitaba un actor camboyano para el papel secundario más importante, el de Dith Prath, un local que servía de intérprete a los periodistas. Al igual que Yalitza, la historia de su fichaje parece salida de una película.

Ngor fue fotografiado por un cazatalentos cuando estaba en una boda, ya viviendo en Los Angeles, quien le pidió que hiciera un casting. Jamás había actuado en su vida. Su profesión era la medicina. Pero lo hizo de todas formas y consiguió el papel. Pero para cumplir su contrato debía regresar a Tailandia y rodar escenas que recordaban el infierno que vivió en sus propias carnes. La experiencia fue muy traumática para él que un día huyó del set. Es más, él mismo dijo que no pudo ver la película más de una vez. Revivir aquella pesadilla hizo que dejara para el recuerdo una interpretación genuina, dolorosa y cautivante, tanto que la Academia tomó nota y lo premió con el Oscar a mejor actor de reparto en 1985, siendo uno de los tres premios que ganó el filme (también ganó a mejor fotografía y mejor montaje)

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